viernes, 14 de enero de 2011

OTRO LIMÓN PARA EL CALDO.

Imagine usted la escena: Pompa y circunstancia pues autoridades muncipales de Querétaro llegaron a un terreno abierto donde haría gala de sus habilidades destruyendo una tonelada de fuegos artificiales decomisados durante el fin del 2010. Un grueso contingente de reporteros fue convocado para hacer lucir el evento en los medios electrónicos y escritos; personas de relleno hicieron más grueso el tumulto y claro, los bomberos para en caso de ser necesarios sus servicios.

Pero la falta de disciplina de los trabajadores gubernamentales, sumada a su apatía y descuido, generó un susto enorme para los presentes. Así se trabaja en México donde no pasa nada, hasta que pasa.

Los trabajadores municipales llevaron a un boquete gigantesco toda la pirotecnia, uno de ellos bajó hasta el fondo del pozo para recibir los "cuetes" que le fueron arrojados sin cuidado y en medio de risas y juegos hasta que en ese descuido, se inició una reacción en cadena. "Presuntamente" (me encanta la candidez con que emplean nuestros letrados "polecías" y bomberos esa palabra) una paloma se encendió en el roce con otra mecha y prendió a todo el polvorín.

Hacer un montaje imaginario es fácil: funcionarios en trajes caros y peinados engomados huyen despavoridos, mujeres que les acompañan con maquillaje estrambótico y breves faldas corren alocadamente; los miembros de la prensa se convierten en reporteros de guerra buscando refugio para registrar el momento; los "polecías" se miran nerviosamente esperando alguna órden de su comandante panzón que tiene el cerebro en blanco; los bomberos intentan llevar agua al infierno pero se les rompe la manguera y aquel trabajador que bajó para recibir el decomiso, reza por salir de una muerte segura hasta que un compañero logra ayudarlo.

Afortunadamente no hubo heridos, si es que no contamos a la dignidad política de nuestras autoridades que quedó en muy mal estado. Lamentablemente no aprendemos de los errores y los accidentes seguirán cobrando vidas. Este episodio no pasará de ser un hecho bochornoso y para muchos, jocoso. Pero verdaderamente somos un pueblo descuidado y jugamos sin responsabilidad a ser modernos.


¡Qué país! ¡What a country!