viernes, 5 de febrero de 2010

EL INFIERNO DE JUÁREZ

A pesar de que los hechos han demostrado que la violencia en Cd. Juárez no solamente no ha disminuído, más bien ha crecido, el gobierno federal sigue empeñado en emperimentar visceralmente con violencia que no con inteligencia su fracasado "combate al crímen organizado".

De ahí que en éstos días aparecieron dos notas en los diarios que dan fé de esos hechos:

1.- Sectores de la sociedad juarense exigen que ahora sean los cascos azules (cuerpo militarizado de paz de la ONU, si es que es posible combinar de alguna forma a los militares con la paz), los que se encarguen de llevar algo de estabilidad a ese sitio.

2.- La iniciativa privada, que generalmente le da órdenes a los gobernantes bajo el axioma aquel de "el que paga, manda", ha levantado la voz contra Felipe Calderón exigiéndole que asuma el control pero GOBERNANDO DESDE AHÍ, a unos días de la espantosa masacre de jóvenes.

Manuel Ortega Fernández, presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Ciudad Juárez (CCECJ), dijo que los juarenses están hartos de la violencia y pidió que se considere un “estado de excepción” y que sea el propio Calderón quien despache desde esta ciudad fronteriza.

Éstos dos aspectos exhiben a todo pulmón los síntomas tan graves de la descomposición social de Cd. Juárez y de un estado inequívocamente fallido, a pesar de que ningún gobernante lo quiera reconocer, pues estaría involucrada ahí su ineptitud (que ya es de todos conocida, tanto en lo federal como en lo estatal).

Que una sociedad no pueda detener la violencia que acaba con la vida de ciudadanos de 15 años, es de espanto.

Y claro, Calderón no irá a despachar allá, pues allá matan.

Helguera en La Jornada