En ejemplo terrible de la degradación social de nuestro país es el olvido infame en que están los indígenas, mexicanos como el que más por haber nacido en nuestro país pero sin posibilidades de mejorar una forma de vida indignante. Relegados de servicios, olvidados por los políticos, explotados por los grandes capitales y manejados como "mexican curious" por los turisteros, sólo sirven como carne de cañón en tiempos electorales y para las sectas religiosas.
No han habido políticas reales de desarrollo para sus comunidades, su arte y filosofía. Pudiendo ser parte orgullosa del ser nacional, se les relega al nivel de basura humana. Ninguno de los gobiernos, federal o estatales pretende asistir, apuntalar y fortalecer a éstos mexicanos.
Tan es así que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) denunció en la semana que las desventajas sociales que enfrentan los grupos de indígenas en nuestro país es 11 veces más profunda que las de cualquier otro grupo social; su ingreso es 17 veces menor al de los capitalinos y el 90% de ellos tienen cancelado el acceso a educación, salud, seguridad social, vivienda digan ni a servicios básicos.
Y como ejemplo, pone la ONU a los Tarahumaras de Batopilas en Chihuahua, comparándolos con el grupo de menor índice de desarrollo humano en el mundo, los nigerianos. Y el resultado es que los Tarahumaras en México, viven peor que los nigerianos. Eso es francamente indignante.
Aquí las preguntas clave serían:
¿Qué se gana y quien recibe los beneficios al tener tan desatendidos (concientemente) a los grupos indígenas? Ellos son grandes productores de alimentos pues conocen muy bien sus tierras, de artesanías que están muy por encima del "arte urbano" tan desagradable pero de renombre que genera millonadas en su comercio, cuidan conocimientos que no se analizan en universidades y son un vínculo vivo con el pasado histórico.
Y, ¿qué se pierde al desatenderlos?
Resolver ambas preguntas mostrarían la canallada oficial para mantener a éstos seres humanos muy cerca de la vida salvaje, sin atención ni beneficios. Ellos mantienen sus costumbres pero la vida siempre será más fácil cuando nos ayudamos entre nosotros.
Y recuerda, son mexicanos. Pero los más olvidados en México.
No han habido políticas reales de desarrollo para sus comunidades, su arte y filosofía. Pudiendo ser parte orgullosa del ser nacional, se les relega al nivel de basura humana. Ninguno de los gobiernos, federal o estatales pretende asistir, apuntalar y fortalecer a éstos mexicanos.
Tan es así que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) denunció en la semana que las desventajas sociales que enfrentan los grupos de indígenas en nuestro país es 11 veces más profunda que las de cualquier otro grupo social; su ingreso es 17 veces menor al de los capitalinos y el 90% de ellos tienen cancelado el acceso a educación, salud, seguridad social, vivienda digan ni a servicios básicos.
Y como ejemplo, pone la ONU a los Tarahumaras de Batopilas en Chihuahua, comparándolos con el grupo de menor índice de desarrollo humano en el mundo, los nigerianos. Y el resultado es que los Tarahumaras en México, viven peor que los nigerianos. Eso es francamente indignante.
Aquí las preguntas clave serían:
¿Qué se gana y quien recibe los beneficios al tener tan desatendidos (concientemente) a los grupos indígenas? Ellos son grandes productores de alimentos pues conocen muy bien sus tierras, de artesanías que están muy por encima del "arte urbano" tan desagradable pero de renombre que genera millonadas en su comercio, cuidan conocimientos que no se analizan en universidades y son un vínculo vivo con el pasado histórico.
Y, ¿qué se pierde al desatenderlos?
Resolver ambas preguntas mostrarían la canallada oficial para mantener a éstos seres humanos muy cerca de la vida salvaje, sin atención ni beneficios. Ellos mantienen sus costumbres pero la vida siempre será más fácil cuando nos ayudamos entre nosotros.
Y recuerda, son mexicanos. Pero los más olvidados en México.
