Este es un pequeñísimo ejemplo de cómo se conduce la política en México, al estilo mexicano y sin recato ni vergüenzas.
El gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores en un evento oficial realizado en el municipio de Río Bravo, ridiculizó y tachó de "güey" al titular de la Comisión Estatal del Agua por no poder dar respuesta inmediata a una petición que beneficiará a los riobravenses. El evento donde el mandatario tamaulipeco se salió de lo oficial se realizó el pasado jueves 17 del mes en curso, pero fue esta semana cuando los portales informativos www.prestigiotamaulipas.com y www.noticiasdetamaulipas.com difundieron el video donde Eugenio Hernández ridiculiza a su colaborador Sábas Campos Almodóvar.
De aquí se desprenden dos puntos muy distintos en naturaleza y en consecuencias, pero tan dañino uno como el otro:
1.- Cuando un gobernante exige de sus colaboradores que terminen obras de construcción en plazos absurdos y no naturales, es evidente que mas temprano que tarde aparezcan vicios ocultos y severas deficiencias. Claro que éstas salen cuando concluyó el periodo de gobierno, sin embargo el dinero, tiempo y responsabilidades no se compensan. Es tanto como quere apurar en el horno a un pastel, tiene su tiempo de cocción o sale mal. O un embarazo y decirle al médico que se apure a que nazca el niño y encima, insultarlo.
2.- El uso del léxico propio de personas sin instrucción o sin respeto por los demás, hablan mucho de la visión tan torpe de quien lo usa. Pero que sea una figura pública y más aún un jefe de gobierno quien emplea en eventos oficiales palabras proscritas por ser utilizadas para insultar, crean un ejemplo terrible a seguir por parte de los gobernados. Así que las consecuencias son sencillas de prever, cuando un niño se dirija así a una maestra o director o padre de familia, su razonamiento será sencillo: ah, chirrión si el gober habla así, ¿porqué yo no puedo?. O pero aún, siendo un razonamiento lógico, puede cambiarse a: ah, chirrión si el gober roba, ¿porqué yo no puedo?
Es para esconder la cabeza en la tierra de la enorme vergüenza que nos dan nuestros políticos, ah chirrión...
El gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores en un evento oficial realizado en el municipio de Río Bravo, ridiculizó y tachó de "güey" al titular de la Comisión Estatal del Agua por no poder dar respuesta inmediata a una petición que beneficiará a los riobravenses. El evento donde el mandatario tamaulipeco se salió de lo oficial se realizó el pasado jueves 17 del mes en curso, pero fue esta semana cuando los portales informativos www.prestigiotamaulipas.com y www.noticiasdetamaulipas.com difundieron el video donde Eugenio Hernández ridiculiza a su colaborador Sábas Campos Almodóvar.
De aquí se desprenden dos puntos muy distintos en naturaleza y en consecuencias, pero tan dañino uno como el otro:
1.- Cuando un gobernante exige de sus colaboradores que terminen obras de construcción en plazos absurdos y no naturales, es evidente que mas temprano que tarde aparezcan vicios ocultos y severas deficiencias. Claro que éstas salen cuando concluyó el periodo de gobierno, sin embargo el dinero, tiempo y responsabilidades no se compensan. Es tanto como quere apurar en el horno a un pastel, tiene su tiempo de cocción o sale mal. O un embarazo y decirle al médico que se apure a que nazca el niño y encima, insultarlo.
2.- El uso del léxico propio de personas sin instrucción o sin respeto por los demás, hablan mucho de la visión tan torpe de quien lo usa. Pero que sea una figura pública y más aún un jefe de gobierno quien emplea en eventos oficiales palabras proscritas por ser utilizadas para insultar, crean un ejemplo terrible a seguir por parte de los gobernados. Así que las consecuencias son sencillas de prever, cuando un niño se dirija así a una maestra o director o padre de familia, su razonamiento será sencillo: ah, chirrión si el gober habla así, ¿porqué yo no puedo?. O pero aún, siendo un razonamiento lógico, puede cambiarse a: ah, chirrión si el gober roba, ¿porqué yo no puedo?
Es para esconder la cabeza en la tierra de la enorme vergüenza que nos dan nuestros políticos, ah chirrión...
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