viernes, 21 de agosto de 2009

LA TRANSA ES UNA PRESTACIÓN

El diputado saliente (PAN) Gerardo Priego devolvió dinero a la cámara.

Dicen en los medios políticos que "el que no transa no avanza" pero eso tiene el mismo significado que el dicho popular que reza "es como escupir para arriba". Finalmente, la transa es eso, escupir para arriba y por estar bobeando a donde cae, puede estrellársete en la cara.

Se conoció en ésta semana que los diputados federales añaden a sus ingresos ordinarios hasta un millón de pesos al no usar boletos de avión que les otorga la Cámara o al cambiarlos por pasajes más económicos. Durante los tres años de la 60 Legislatura que está por concluir, el Congreso destinó 600 millones de pesos para sufragar el traslado aéreo de los diputados a sus estados o al exterior del país por viajes de trabajo. Los legisladores que viven a más de 300 kilómetros de la ciudad de México recibieron cada mes cuatro boletos para vuelos redondos clase “Y”, de elevado costo por su flexibilidad y porque no tienen restricción alguna. Sin embargo, varios cambiaban su boleto para volar en clase turista, 70% más barata.

Las transacciones se realizaban generalmente en algunas de las cinco agencias de viajes instaladas dentro del Palacio Legislativo. De acuerdo con la mecánica, la Cámara paga el boleto clase “Y”, pero el diputado adquiere el más económico. Luego de descontar 8% o 10% de la operación (ganancia de la agencia), el dinero restante se va al bolsillo de los representantes populares. En promedio, un diputado obtiene entre 10 mil y 50 mil pesos mensuales por ese concepto.

¡Hágame usted el favor! Y claro, esta transacción se logra al margen de la normatividad interna y es avalada por el silencio de las autoridades administrativas y de los mismos diputados que aceptan los cheques rotulados por las agencias en su calidad de negocios privados, y los cuales son abonados a sus ingresos. ¿Pero, por qué embolsarse ese dinero, si NO ES SUYO? Por corruptos, caraduras, descarados, por TRANSAS.

Y rascándole más, encontraremos casos como éstos: diputados que viven en Acapulco o Chilpancingo, Guerrero, tienen acceso a sus cuatro boletos de avión mensuales, pero en realidad se trasladan en sus autos particulares o en los asignados por la Cámara baja, y suman al mes el costo de esos pasajes aunque no los hayan utilizado. En las revisiones se encontró que hay boletos internacionales con escalas en lugares turísticos que casi duplican el precio original. Por ejemplo, en 2008, los diputados Jesús de León, Alberto Esteva, Jorge Salum y Oralia Vega ocuparon pasajes por 60 mil pesos para asistir a un foro en Ginebra, pero antes hicieron paradas en Amsterdam y París. En otro caso, Armando Barreiro y Alonso Mejía hicieron escala en Panamá, para luego asistir a una comisión en Uruguay.

Ésto, es transar a la patria. O lo que es lo mismo, traición. "Pos ajusílenlos" diría mi general Pancho Villa.

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